Las formas de captación de aguas subterráneas en Galicia son las siguientes:
Manantial: es un flujo permanente o temporal de agua subterránea que brota de forma natural en el terreno. En Galicia tradicionalmente se han aprovechado como fuentes naturales o traídas vecinales:
- Fuente natural: es una captación no conectada a depósitos, cisternas o redes de distribución, por lo que su utilización requiere que el usuario se desplace hasta el punto de agua. En Galicia históricamente se empleaban las sellas como recipientes para la contención y acarreo del agua con fines domésticos. En ocasiones, las fuentes de uso público se asociaban a lavaderos a donde acudían las gentes del lugar.
- Traídas vecinales: son fuentes conectadas a una red privada de abastecimiento de agua de consumo, gestionada por los propios vecinos casi siempre constituidos en comunidades de usuarios. La mayor parte de estas infraestructuras consisten en la captación de un manantial que vierte a una arqueta desde la que el agua se conduce hasta depósitos de almacenamiento, bien comunitarios o bien individuales, continuando finalmente hasta las viviendas.
Pozo artesanos superficiales: en ausencia de afloramientos en superficie, tradicionalmente se ha recurrido a la excavación manual de pozos hasta alcanzar el nivel freática. Aunque aún siguen existiendo, pocos se utilizan todavía como fuente de agua potable, ya que, debido a su escasa profundidad, el suministro acostumbra a presentar deficiencias en cantidad y/o calidad, por lo que muchos se encuentran en estado de abandono.
Respecto a sus características constructivas, los revestimientos más habitualmente empleados son: anillos prefabricados de hormigón, fábricas de cantería o, en el caso de terrenos estables, la propia pared resultante de la excavación. Los pozos suelen tener un metro de diámetro y una profundidad variable (según la zona en la que se ejecute) entorno a los doce metros. Los brocales suelen ser de fábrica de ladrillo y, en la mayor parte de los casos, presentan una tapadera para evitar la caída de suciedad al interior. Salvo en el caso de los pozos abandonados o de aquellos usados con fines ornamentales, suelen contar con equipos de bombeo que evitan el empleo de poleas y cubos para la extracción del agua.
Pozo de barrena: el empleo en Galicia de maquinaria de perforación vertical para captación de aguas subterráneas se inició a comienzos de los años 60. Técnicas como la rotopercusión permitieron asegurar, a un coste asumible, el suministro de agua potable a las nuevas viviendas construidas en el rural, frente a los hasta entonces tradicionales manantiales y pozos artesanos. De este modo, se dota a la fuente de agua de una mayor protección frente a posibles focos de contaminación, así como de una mayor constancia de caudal a lo largo de todo el año.
La profundidad del sondeo depende del uso pretendido. Así, según los estudios realizados, para dotaciones domésticas en viviendas unifamiliares alcanza profundidades entorno a los 40 m. El diámetro promedio de los pozos es de 110 mm, entubado en PVC. La elevación media del brocal es de 20 cm y la boca se encuentra generalmente abierta. La práctica totalidad de los pozos carecen de sello sanitario.
Respecto al equipo de bombeo, en uno de cada dos pozos se emplea una bomba centrífuga para la impulsión del agua, con una potencia media de 1,5 CV. Las bombas sumergibles aparecen en uno de cada tres casos y, en los pozos más antiguos, se encuentran todavía instaladas bombas de émbolo.