Las zanjas de infiltración constituyen el componente principal del sistema de saneamiento autónomo básico. Así, una vez retiradas en la fosa séptica las grasas y los sólidos en suspensión, las aguas residuales clarificadas (efluente) llegan al área de percolación donde, mediante complejos procesos biológicos, químicos y físicos, se lleva a cabo el verdadero tratamiento de depuración que el suelo realiza de un modo natural. A continuación se enumeran los elementos principales que forman el área de percolación y se detallan sus características técnicas recomendadas:
- Arqueta de distribución. Su función es repartir uniformemente entre las tuberías de distribución el efluente recogido a la salida de la fosa séptica por una tubería de PVC de al menos 100 mm de diámetro interior y 2 % de pendiente. Se construye en hormigón de 100 mm de espesor en paredes, suelo y techo. La tubería que conduce el efluente desde la fosa acomete a una altura de 50 mm por encima de la base de la arqueta y las tuberías de distribución se encastran “a paño” con el suelo de ésta. Dispone además de una tapa de registro. La ubicación de la arqueta deberá permitir separar cualquier elemento del área de percolación 10 metros de la vivienda.
- Tuberías de distribución. El efluente proveniente de la arqueta es recibido y distribuido a lo largo de las zanjas para su posterior infiltración en el terreno por tubos de PVC liso de 100 mm de diámetro interior con tres perforaciones de 8 mm de diámetro cada 75 mm (distribuidas uniformemente en la semicircunferencia inferior de su sección). Se desaconseja el empleo de tuberías de drenaje, pues su ranurado es demasiado estrecho y podría obstruirse.
- Zanjas de infiltración. Son excavaciones planas, de 800 mm de profundidad respecto al nivel original del suelo (varía con la zona), y 450 mm de ancho, en las que se asientan las tuberías de distribución sobre un cama de 250 mm de grava limpia de 20 – 30 mm de diámetro medio y 0,5% de pendiente. El relleno de la zanja continúa con el aporte de otros 250 mm del mismo material, un geotextil intermedio y con 300 mm de tierra procedente de la propia excavación como remate. La separación entre zanjas será de 2,45 m medidos entre los ejes de las tuberías de distribución.