04.03.1 CÁLCULO DE LA SUPERFICIE DE INFILTRACIÓN

La longitud de tuberías de distribución que será necesario instalar en el área de percolación depende del número de usuarios de la vivienda (volumen de efluente) y de la tasa de infiltración de las paredes y el fondo de la zanja. La determinación de este último valor no es sencilla, pues depende de la biopelícula que se forma espontáneamente en el suelo por efecto de la adición del efluente. Por este motivo, los resultados obtenidos en el “ensayo de infiltración” descrito en el epígrafe 04.01 realizados con agua limpia y suelo “virgen” no son aplicables. Como alternativa al cálculo, se propone adoptar el valor de la tasa de carga (“Tc”) recomendado por la EPA – Ireland que es de 20 litros/m2 y día. De este modo y considerando una dotación (“D”) de 200 litros/habitante y día, la superficie del infiltración (“Si”) necesaria vendrá dada por la siguiente fórmula:04 SAN 14

Retomando el ejemplo de la vivienda ocupada por una familia de 4 miembros iniciado en el epígrafe 04.02, se obtendría el siguiente resultado:

04 SAN 15

Incorporando al cálculo el valor recomendado de 450 mm de anchura de zanja (“Az”), se hallará la longitud total necesaria (“LTZ”):

04 SAN 16

Por lo tanto, como la longitud máxima de las tuberías no puede ser superior a 20 m, se necesitará 5 zanjas de 18 m cada una para disponer de superficie de infiltración para un tratamiento eficaz.

Los pozos filtrantes son una alternativa a las zanjas de infiltración que aportan la ventaja de ocupar menos superficie de terreno. Por el contrario, su construcción presenta más problemas y precisan de una zona no saturada de más de 4 metros de profundidad.

En la siguiente tabla se detallan en función del número de habitantes de la vivienda, las dimensiones requeridas del área de percolación.

04 SAN 13

Además del cumplimiento de los aspectos ya tratados, el adecuado funcionamiento del área de percolación depende de la observación de los siguientes elementos clave:

  • Debe garantizarse el contacto entre el efluente y el suelo. Si la base o las paredes de la zanja de percolación se compactan durante la excavación (la superficie brilla), las caras deben ser rayadas con un rastrillo de modo que exponga el suelo natural. El movimiento de tierras debe realizarse con el terreno seco. Después de la excavación, las zanjas se deben rellenar lo antes posible.
  • Una vez finalizada la instalación de las tuberías de distribución y el relleno de las zanjas, se debe impedir la circulación de cualquier tipo de maquinaria en el área de percolación.
  • En ningún caso se instalarán conducciones de agua, caminos de acceso o zonas pavimentadas en el área de percolación.
  • La arqueta de distribución debe diseñarse y construirse de modo que el efluente de la fosa séptica se dividida en partes iguales entre las tuberías de distribución desde las que se infiltra el agua en las zanjas. Si es necesario, es posible la instalación de accesorios especiales para garantizar que el reparto sea similar.
  • Antes de su instalación deben de inspeccionarse con cuidado los tubos, prestando especial atención a que los cortes y las perforaciones de infiltración se hayan ejecutado con limpieza (ausencia de “barbas”) y de que no exista ningún orificio obturado.
  • Debe existir una separación de al menos 3 metros entre el área de percolación y cualquier árbol o arbusto cuyo sistema radicular pueda interferir en el funcionamiento de las zanjas de infiltración. Esta restricción se hace también extensiva a cualquier cultivo que requiera el uso de maquinaria que pueda afectar al área de percolación.
  • El área de percolación debe ser inspeccionada periódicamente. Para ello serán instaladas bocas de acceso con tapas estancas de tamaño adecuado (mínimo 600 x 600 mm) al final de cada una de las zanjas. Estos registros deben ser visibles y se ubicarán a cota de superficie del suelo. La existencia de aguas estancadas en área de percolación es signo de obstrucción en las tuberías o de permeabilidad insuficiente.
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